viernes, 14 de marzo de 2008

Simone de Beauvoir, palabra de mujer


La gran escritora y pensadora Simone de Beauvoir, que falleció el 14 de abril de 1986, el 9 de enero de 2008 habría cumplido cien años. El feminismo y la liberación de la mujer estructuran su obra literaria y filosófica.

Sylvie Chaperon*, autora de la obra «des Années Beauvoir, 1945-1970», un estudio decisivo sobre las relaciones de la pensadora existencialista con las ideas de su época, nos describe el compromiso, siempre actual, de la transformación de las relaciones entre los sexos.

Las relaciones íntimas de Sartre y Simone de Beauvoir y la historiografía de sus respectivas aventuras amorosas o sexuales siguen apasionando a los comentaristas y la prensa, ¿qué piensa una historiadora de hoy?

La vida privada de Beauvoir, efectivamente, es apasionante, y la mayoría de los estudios sobre este personaje en realidad son biografías muy alimentadas desde el punto de vista sentimental.

Las sucesivas publicaciones de sus Cartas a Sartre, su diario íntimo o su correspondencia de enamorada con Algren o Bost abastecen esta producción (1). Para una historiadora, estos comentarios son problemáticos mientras permanecen en el ámbito del análisis psicológico o del juicio moral. En cambio, utilizar las fuentes extraordinariamente numerosas que dejó Beauvoir para enriquecer la historia de su vida privada o sexual es perfectamente legítimo. Pero es necesario contextualizar los hechos. Beauvoir y Sartre, como numerosos artistas o intelectuales inconformistas de su época, intentaron reinventar la pareja, el amor y la sexualidad, soslayando la familia, el matrimonio y los roles sexuales estereotipados. Sus intentos prefiguraron, en el ámbito individual, la «revolución sexual» de los años setenta, que sería más colectiva y comunitaria.

Aunque desde sus primeros trabajos reivindica la igualdad de la «situación» entre el hombre y la mujer, especialmente en su relación intelectual con Sartre, Simone de Beauvoir se declaró feminista bastante tarde. En cierto modo, como en otros casos, fue una conversión. ¿Cuáles serían los grandes momentos de su mutación?

Hasta los años setenta nunca militó en ninguna agrupación feminista, aunque en sus prólogos apoyaba la lucha por la «maternidad feliz» (la futura planificación familiar). Sin embargo se declaraba feminista. Ya en noviembre de 1949, poco después la aparición de El segundo sexo, respondía a Claudine Chonez en la radio con respecto a las sufragistas: «Pero finalmente son feministas porque tienen razones para serlo y, ciertamente, yo también lo soy…». En 1965 declaraba a Francis Jeanson: «Soy radicalmente feminista» (2). Beauvoir contribuyó a redefinir el feminismo de la segunda mitad del siglo XX politizando las cuestiones privadas y reclamando no solamente la igualdad formal, sino también la libre expresión personal. Con el Movimiento de Liberación Femenina (MLF) fue más lejos en la militancia, participó en las manifestaciones, firmó peticiones y manifiestos, abrió las páginas de su publicación Temps modernes a la crónica del sexismo cotidiano y se convirtió en directora de asociaciones y revistas.

Todos los testimonios de lectoras de El segundo sexo hablan del shock que esta obra supuso en el descubrimiento de una situación de opresión. En cambio hay pocos testimonios masculinos. ¿Simone de Beauvoir sólo escribía para las mujeres?

El éxito de El segundo sexo se debe en parte al escándalo que provocó su aparición y a la extraordinaria celebridad de la pareja Sartre-Beauvoir. Además el libro refleja las crecientes aspiraciones de miles de mujeres para quienes el derecho al voto o la igualdad constitucional de los sexos no regulaban la cuestión. En los años cincuenta y sesenta los antiguos grupos feministas seguían luchando por la igualdad de derechos, lo que no ocupa más que una línea del libro. La obra desplaza los intereses: desde entonces son las vivencias específicas de las mujeres en la pareja, en la familia o su sexualidad las que están en cuestión. Muchas mujeres señalaron la conmoción de la lectura, a veces dolorosa, casi siempre saludable. Simone de Beauvoir sacó a la luz del día las vivencias íntimas de las mujeres: la vergüenza de la menstruación, el sufrimiento de los embarazos, la monotonía infinita del trabajo doméstico, etcétera. Pero muchos hombres también escribieron a Simone de Beauvoir, y sobre temas muy variados. El fondo de esas cartas, depositado en la Biblioteca Nacional, revela que hacía un papel de confidente.

Simone de Beauvoir retoma del marxismo los conceptos de dominación y alienación que emplea ampliamente en sus análisis. En cambio es más reservada en cuanto a la teoría de que una modificación de la estructura de las relaciones de clase sería una condición suficiente para resolver la opresión de la mujer…

Hasta los años setenta Simone de Beauvoir pensaba que la solución vendría individualmente, por la independencia del trabajo remunerado, y colectivamente por la revolución socialista. Todavía en el otoño de 1968 pensaba que «la solución del problema de las mujeres sólo podrá existir el día en que exista una solución global y lo mejor que pueden hacer las mujeres es ocuparse de otras cosas que no sean ellas mismas. Es lo que intento hacer. Quiero decir que me ocupo de problemas políticos como la guerra de Vietnam o la de Argelia con más afán y más convicción que del problema femenino propiamente dicho, el cual, pienso, no se puede resolver en el marco de la sociedad actual». Cambió de opinión con su participación en el MLF. Desde entonces rechazó el socialismo como líder de las mujeres y promovió movimientos autónomos no mixtos. Su conversión se debe, seguramente, al gran radicalismo de este movimiento, algo que no había visto anteriormente, y también a su eficacia ya que el MLF multiplicó las iniciativas y llegó rápidamente a influir en la opinión pública.

¿Cómo explica la increíble ceguera de los comunistas de la época? Jean Kanapa, por ejemplo, en la Nouvelle Critique habla con respecto a El segundo sexo de «nihilismo nacional» y «exaltación de la depravación sexual»

Creo que la posición de los comunistas en ese momento se explica por razones estructurales y coyunturales. Desde la gran revuelta de los años treinta, que hizo posible el Frente Popular, el PCF, convertido en un partido del gobierno, adoptó los grandes valores nacionales, como la familia y la natalidad, y refrenó su aspecto vanguardista, especialmente en cuanto a las costumbres. Esto estaba todavía más reforzado por el clima de la guerra fría. El Partido, al sentirse atacado violentamente, asumió en el aspecto moral la glorificación de la maternidad y la familia (proletaria).

La «estalinización» del Partido prohibió la expresión de la crítica interna. En 1956, en la campaña para el derecho a la anticoncepción, se reprodujo el mismo fenómeno.

Sin embargo en la concepción de Simone de Beauvoir de la futura igualdad permanece una cierta ambigüedad. ¿La igualdad debe borrar la diferencia de los sexos o debe «realzar» esa diferencia?

La conclusión de El segundo sexo está muy clara: la igualdad destruirá la diferencia de los sexos, afortunadamente, precisa Simone de Beauvoir, porque entonces las diferencias individuales podrán revelarse en toda su diversidad. Si hay una constante indiscutible en el feminismo de Beauvoir (que está muy vinculado a los postulados del existencialismo), es el rechazo a «la diferencia» o «lo intrínseco». Beauvoir no admite ninguna diferencia por razón del sexo, todo es producto de la situación social y cultural. Se mostró inflexible en este punto; y la profunda separación, en Francia, entre las distintas tendencias feministas seguramente se debe, en parte, a esta herencia. Ayudado por una ingente cultura enciclopédica y el principio unificador del existencialismo, El segundo sexo aborda todas las ciencias humanas: desde la biología (circunloquio obligado en todos los ensayos sobre las mujeres hasta los años sesenta) hasta la antropología (recientemente renovada por Margaret Mead y Claude Lévi-Strauss), pasando por la historia, la psicología, la sexología, la literatura, el pensamiento y las principales filosofías del siglo: marxismo, «freudismo», estructuralismo… Inevitablemente, semejante amplitud de miras viene acompañada de numerosas inexactitudes en los detalles, pero coloca las relaciones entre los sexos como un fenómeno social total que ninguna teoría parcial puede abarcar.

Desde el punto de vista de la historia de la emancipación femenina, ¿qué lugar ocupa Simone de Beauvoir? ¿Qué le deben los movimientos feministas «posmodernos» y los ensayos de género contemporáneos?

El segundo sexo anunciaba el florecimiento de las investigaciones actuales: es la arqueología de la mayoría de los estudios sobre las mujeres. La crítica feminista se ejercía de forma pionera sobre nuevos terrenos ignorados por la mayoría de los militantes de la primera ola de principios de siglo. Se cuestiona a Freud y sus discípulos, por ejemplo. Según Élisabeth Roudinesco, Simone de Beauvoir es la primera que conecta la problemática de la emancipación con las teorías psicoanalíticas de la sexualidad femenina.

lunes, 10 de marzo de 2008

Día de la Mujer Trabajadora, día de reflexión política

Querer vivir en condiciones de justicia e igualdad nos obliga a las mujeres a tomar una participación práctica en todas las esferas de lo social y lo político, pero desligándonos de los intereses creados, de los cuales los partidos políticos son correa de transmisión

Es necesario que las mujeres pasemos a ser un agente político activo, interviniendo de forma directa en la política. Si cuando decimos «política» pensamos en el cerrado marco institucional, en el reducido mundo de los políticos y en los criterios y formas actuales en que los gobernantes gestionan los recursos naturales, humanos y económicos, reprimiendo el funcionamiento armonioso de la comunidad humana, entonces es difícil afirmar que queremos colaborar a que crezca la conciencia política de las mujeres. Y, más difícil aún, conociendo que en el proceso de socialización que hemos vivido las mujeres a través de la historia, hemos sido excluidas sistemáticamente de la participación política y relegadas en todo momento a la producción del trabajo socialmente necesario, dentro del cual el trabajo doméstico supone la mayor parte. Aunque en el último siglo las luchas de la liberación de la mujer hayan conseguido logros, en la realidad de organización socio-político-económica patriarcal quedan muy matizados.

Es difícil para las mujeres el pensar en clave política, cuando lo que encontramos en el marco político es olvido sistemático de casi todas las situaciones de discriminación en todos los ámbitos (el económico, el laboral, el sexual, el lúdico, el deportivo, el cultural...), que los intereses de las mujeres aparezcan siempre en último lugar (como un pegote de un programa presupuestario especial), manipulación para integrarnos en programas masculinos, en definitiva un constante engaño envuelto en discursos de «igualdad» y «paridad».

Por ello las mujeres debemos de partir de un concepto nuevo de política, de la política que esta por nacer y por crecer, y que será parida por nosotras las mujeres, por las dadoras de vida, con dos pechos para amamantar sin exclusiones a los dos géneros.

Querer vivir en condiciones de justicia e igualdad nos obliga a las mujeres a tomar una participación práctica en todas las esferas de lo social y lo político, pero desligándonos de los intereses creados, de los cuales los partidos políticos son correa de transmisión. Las mujeres debemos trabajar prioritariamente bajo el concepto de genero y clase, para conseguir un reparto justo de los bienes y del esfuerzo para su obtención, todo ello dentro de unas condiciones de respeto y libertad que posibilite la convivencia entre todas las personas y todos los pueblos.

La intervención en la gestión de lo político, parido por mujer, nos ayudará a ampliar el ámbito de la vida individual, porque nos descubre que además de los problemas individuales y familiares existen problemáticas, necesidades, aspiraciones comunes a la colectividad y que también el funcionamiento de la comunidad humana y de la naturaleza que la sustenta, nos atañe personalmente, a nivel de sentimientos, de ideas, de acción individual y organizada y sobre todo, a nivel de aportar una esperanza real de progreso humano.

Tras seis años de la Carta de Derechos de las Mujeres las que nos movimos para hacerla realidad, junto con más fuerzas que se sumen, debemos fijar las bases de un nuevo sistema que tenga como eje central la integridad de las mujeres como personas y como colectivo social. Ofrecer alternativas reales, esa es la apuesta de las personas que conforman el movimiento popular, donde el movimiento feminista debe de aportar sin perder sus objetivos, ni su identidad. Hay que retomar la palabra solidaridad, no como concepto aburguesado que sitúa por encima al que la ejercita, sino como pacto de con-vivencia. Solidaridad y con-vivencia entre géneros, con inmigrantes, con jóvenes y pensionistas, con pueblos y lenguas, con Ama Lurra... con todo lo que es despreciado por el modelo económico de la globalización, y los políticos que la sostienen.

Aiora Epelde y Nekane Jurado Militantes de Bilgune Feminista y Elkartzen, respectivamente

viernes, 7 de marzo de 2008

8 de marzo. Romper con la tradición de opresión


Los derechos de las mujeres y su lucha por avanzar hacia otro modelo social están recibiendo los ataques y la reacción de la derecha más conservadora, para poner freno a las nuevas relaciones de convivencia básicas. La iglesia se ha convertido en el ariete de estos ataques, saliendo en defensa de la familia “tradicional”. Este modelo familiar tradicional ataca principalmente a la mujer en su independencia económica y en su posibilidad de desarrollarse como persona.

Si observamos la evolución social de los últimos tiempos, vemos como las relaciones de producción apenas han cambio. La esencia de este sistema sigue siendo la explotación. Las relaciones sociales que de él se desprenden y la forma de pensar que descansa sobre estas relaciones económicas no han cambiado. En este contexto, aunque las mujeres, en cierta medida, han conquistado puestos de trabajo a los que hasta hace relativamente poco tiempo no podían acceder, ha sido a costa de perder su potencial revolucionario y de proponer nuevas relaciones sociales y de producción.

Los fundamentalistas cristianos definen el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, dicen que dejar que los gays se casen destruye la “santidad” del matrimonio y que la institución del matrimonio ha existido en la sociedad humana desde miles de años. A lo largo de la historia, la familia ha sido un reflejo de las relaciones económicas y sociales del momento. Por eso, las relaciones sexuales, el matrimonio y la familia, la reproducción y la crianza de los niños han variado a lo largo de cientos de miles de años.

En las sociedades primitivas se practicaban “matrimonios de grupo” (cohabitación de grupos de hombres y mujeres). Se practicaban poligamia (un hombre tenía varias esposas) y poliandria (una mujer tenía varios esposos). En algunas culturas se permitía el matrimonio de parientes, y en otras estaba estrictamente prohibido. Ha existido una amplia variedad de prácticas homosexuales. Han existido diferentes formas de monogamia. Han existido sociedades en que los hijos pertenecen a la familia de la mujer. Y durante miles de años de sociedad de clases ha dominado el patriarcado, en que los hombres controlan la familia y las principales instituciones de la sociedad. Como podemos comprobar, el matrimonio no es una institución eterna, ni inmutable ni sagrada.

En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Federico Engels profundizó en el análisis de la familia y el matrimonio. Engels postula que el aspecto fundamental de la vida y la sociedad de los seres humanos es la producción y la reproducción de la vida. Esto es, la producción de los medios para satisfacer las necesidades básicas (comida, ropa, techo y las herramientas necesarias para su producción) y la reproducción de los seres humanos (la procreación y la crianza de los niños). Cada generación hereda las fuerzas productivas que han evolucionado hasta ese momento. Si observamos cualquier punto de la historia humana, veremos cierto desarrollo de la tecnología y las herramientas, las materias primas y el conocimiento científico. Veremos además que, en términos generales, a distintos niveles de las fuerzas productivas corresponden ciertas relaciones de producción. Asimismo veremos que sobre las relaciones básicas de producción de la sociedad surge una superestructura (política, educación, cultura, ideas, tradición, etc.) que refuerza dichas relaciones de producción. La familia ocupa un papel muy importante en esa superestructura. Es la encargada de transmitir las tradiciones, las ideas, la moral, las normas sociales e inclusive el concepto mismo de la familia.

En los últimos siglos la familia y el matrimonio han cambiado. Ha habido cambios en las leyes, en el pensamiento y en el comportamiento al respecto. Lo que hoy es una tradición aceptada, justificada e impuesta, mañana puede ser prohibido por la ley y rechazado por la sociedad, según cambien las relaciones económicas y sociales, y la correspondiente cultura y forma de pensar.

En el capitalismo, la clase explotadora, la clase capitalista, es dueña de los medios de producción: las fábricas, las máquinas y el capital inversor. Pero la burguesía no es dueña de los trabajadores que explota. Las masas populares tienen que venderle su fuerza de trabajo para subsistir. Se dice que en el capitalismo el individuo es “libre”, que a diferencia del esclavo o del siervo feudal, el trabajador de hoy tiene libertad dentro del mercado capitalista de trabajo. Pero ese espejismo de libertad oculta la realidad de la subyugación del proletariado a la burguesía. Para la gran mayoría, la “libertad” se reduce a esto: libertad de escoger si trabajar o pasar hambre; libertad de escoger el explotador al cual venderle la fuerza de trabajo; libertad de “trabajar para el patrón” o de trabajar por su cuenta sometido también a las leyes de la competencia que operan en el capitalismo.

Esta es la naturaleza básica de las relaciones de producción en el capitalismo. Y tales relaciones económicas se manifiestan en la institución del matrimonio y la familia, y la refuerzan. Aquí también opera el espejismo de la libertad: que en la “familia moderna” la mujer es libre, que tiene opciones y que controla su propia vida. En el capitalismo, es cierto, la mujer no es propiedad directa del marido, ni el padre la compra y vende directamente, pero las relaciones sociales patriarcales conllevan mil formas de brutal opresión.

La familia es la unidad económica básica de consumo en la sociedad y esto va contra la independencia y la liberación de la mujer. ¿Cuántas mujeres viven en relaciones vacías y violentas porque no tienen dinero para sobrevivir por su cuenta?. Las relaciones de hombres y mujeres son un espejo de las relaciones económicas de la sociedad capitalista. El hombre desempeña el papel de la burguesía en la familia. La división del trabajo en la familia es opresiva y relega a la mujer al papel de esposa, madre y ama de casa.

¿Qué dice sobre la naturaleza de la sociedad capitalista el que cada día, cada hora millones de mujeres en todo el mundo sufran violaciones, golpes, incesto, acoso sexual e incluso el asesinato?.

En el capitalismo, la familia es crucial para mantener el control y la cohesión social. Es crucial para criar y socializar a los niños, para enseñar las ideas y los valores tradicionales que refuerzan las relaciones de propiedad predominantes. Eso no es posible sin la subordinación tradicional de la mujer en la familia.

Por eso, para la clase dominante y los movimientos reaccionarios “la mujer debe estar en su casa”. Por eso, los reaccionarios atacan tanto a la mujer para volver a meterla en su papel tradicional ahora que el mismo capitalismo está minando la base de la familia tradicional.

lunes, 3 de marzo de 2008

Feminismo abajo y a la izquierda

El zapatismo ha incluido desde sus inicios la lucha de las mujeres por sus derechos, insistiendo y poniendo de relieve sus contribuciones. El zapatismo es hoy la respuesta más acabada y completa a las luchas mundiales de resistencia en contra de ambiciones desmedidas que están acabando con el planeta. Aquellos que lo niegan son los que nunca comprendieron a fondo sus propuestas radicales a otra forma de hacer política y de gobernar, a otra forma de cotidianidad donde las mujeres tengamos derecho a la misma dignidad y respeto que los varones. Es otra forma de concretar y resolver las carencias y los anhelos de todos los desposeídos, y entre ellos los pueblos indios. Sin el zapatismo vivo y propositivo nuestra esperanza se desvanecería, quizás sobre todo la mía como mujer y mexicana.

Hace un tiempo los zapatistas, por medio de su vocero, reconocían “falta lo que falta” al referirse a la situación de las mujeres en el medio de su organización y su lucha.

La voz de una comandanta ante el foro alternativo a la OMC en Cancún en 2003 lo expresaba así:

“Hermanas mujeres indígenas y campesinas: les queremos decir que se organicen para luchar contra el neoliberalismo que nos humilla, que nos explota, que nos quiere desaparecer como indígenas… y como mujeres.”

Su grito despierta conciencias en todas nosotras mujeres. Hay que luchar al lado de los hombres para la creación de otro mundo que sí es posible. Con lucidez impresionante, la comandanta continuó su discurso tintado de sintaxis tzotzil:

“Tambien queremos decir a los hombres que nos respeten nuestro derecho como mujer… pero no lo vamos a pedir como favor, sino que lo vamos a obligar a los hombres que nos respeten.”

Después de esta actitud retadora, añadió con un dejo de tristeza: “porque muchas veces el maltrato que recibimos las mujeres no sólo lo hace el rico explotador. También lo hacen los hombres que son pobres como nosotras… nuestros esposos, nuestros hermanos, nuestros padres e hijos, nuestros compañeros de lucha y los que trabajan y están organizados junto con nosotras” (“Mensaje de la comandanta Esther a la movilización”, La Jornada, 10/9/03).

Así pues, el zapatismo es una propuesta innovadora, una promesa en camino de cumplirse totalmente, una fuerza que admite en sus rangos las múltiples luchas por la justicia de los desposeídos que se movilizan en nuestro planeta hoy. Logra unir la lucha por la dignidad, el respeto y la justicia con los pueblos indios y las reivindicaciones feministas de nuestro gran movimiento intergaláctico de mujeres.

Las y los zapatistas lo están logrando y su movimiento es el más esperanzador para las feministas que estamos abajo y a la izquierda.

La participación de las mujeres en la construcción de un nuevo mundo donde quepan todos los mundos es imprescindible. Pero su participación tiene que ampliarse para incluirnos en todos los niveles de organización y decisión.

Las mujeres zapatistas nos han puesto su ejemplo con sus aportes y avances en las prácticas cotidianas y de liderazgo político. Cito a la comandanta Hortensia:

“Queremos decirles que nosotras las mujeres indígenas zapatistas estamos tratando de participar a todos los niveles de lucha, estamos tratando de levantarnos y de despertarnos de nuestro dolor y de nuestra muerte, porque nosotras las mujeres somos las que más hemos sufrido las grandes injusticias de humillación, porque nosotras las mujeres somos las que menos oportunidades hemos tenido para vivir dignamente, nunca hemos tenido derecho a ningun tipo de servicio” (Crónicas intergalácticas EZLN, Planeta Tierra, México, 1996, p. 19).

Esto mismo podría expresarse en términos teóricos y académicos. Pero prefiero dejarles la voz a mis lúcidas colegas zapatistas. Sus palabras sencillas y a la vez profundas lo explican todo. Las mujeres sufrimos diferencialmente a los varones las mismas condiciones. Sea la pobreza, sea la humillación, el abuso o la discriminación por ser indígenas. A las mujeres –en estos regímenes patriarcales– nos toca un bonche más. Así porque sí, porque somos mujeres biológicas y nada más.

No pienso extenderme en las complejas teorías feministas que sistematizan estas diferencias. No caben aquí, la compañera zapatista ya lo dijo como vocera de todo el movimiento. No es la voz individual de ella como mujer zapatista, sino la voz de una comandanta que expresa la colectividad zapatista. (Palabras de bienvenida de la comandancia general del EZLN en la voz de la comandanta Hortensia, 1996.)

Por eso estoy enamorada del zapatismo. Por la búsqueda, permanentemente reasumida de una inclusión, respeto y dignidad de las mujeres. Y también porque sus posturas y demandas recobran las configuraciones indias mesoamericanas. Configuraciones ancestrales, pero también contemporáneas, que nos inspiraran a forjar ese nuevo “otro” mundo que anhelamos.

Respetar y recobrar selectivamente configuraciones ancestrales indígenas –como la toma de decisiones por consenso, o la conceptualización de la dualidad varón/mujer, entre otras varias– contribuye en crear una sociedad no sexista. Estos dos proyectos no están organizados jerárquicamente. Según entiendo, son proyectos interconectados.

En su teoría de la posicionalidad, la afroestadunidense Bell Hooks insiste en proponer que no se prioriza uno sobre lo otro. Apoyar al uno no implica ningún descuido al otro.

Uno es tan importante como el otro y caminan a la par, caminar parejos, usando una metáfora predilecta de las zapatistas para definir la relación equitativa con los varones que ellas anhelan.

Pero este amor mío por las propuestas zapatistas y que dura al atravesar no sólo años, sino épocas, se construye con la tolerancia por las incompletudes, los intentos fallidos, las buenas voluntades de corregir fallas. Falta lo que falta. Y ahí estamos, albergando esperanzas de que el empuje de las zapatistas, por ellas mismas y sin tutelajes de feminismos hegemónicos, logre sus derechos, y a la vez los de todas nosotras las mujeres organizadas. Por esto y por sus logros son nuestro ejemplo.

El sexo en la publicidad

Una de las discriminaciones que con mayor énfasis -y vistosidad, por supuesto- se manifiesta en el mundo femenino, ocurre en el ámbito de la publicidad. Allí, mientras se esclaviza la imagen de la mujer, se hace de ella un "producto" rentable. La mujer viene aportándole, sin habérselo propuesto, y sin consideración alguna a su dignidad y a su decoro, la materia prima a uno de los negocios más poderosos de la era moderna. Están ellas, pues, en manos de una publicidad sexista, aprovechadora, que sin escrúpulos viene conduciéndolas hacia una única y perversa valoración posible: el "objeto sexual" estereotipado como gancho de enorme atracción entre consumidores y productores de toda clase de mercancías que, probablemente también, sirve para encarecer, en relación directa con la belleza femenina que los anuncia, los "artículos" ofrecidos.


"En los últimos años los anuncios de pantalones vaqueros, perfumes, y muchos otros productos", refiere un analista, "han ofrecido imágenes provocativas que fueron diseñadas para activar respuestas sexuales de tan amplio espectro de la población como fuera posible, para dar una sacudida eléctrica por su ambivalencia, y para apelar a menudo a los deseos bisexuales reprimidos que se piensa comportan una mayor carga emocional." Y el mismo Calvin Klein rotulaba a los pantalones vaqueros como afirmación de sexo, y añadía que "la abundancia de carne desnuda es el último intento de los publicistas de dar a productos redundantes una nueva identidad".


Simplificando, observamos a una sociedad de consumo apalancada en la utilización del erotismo y los cánones de la belleza femenina, "confiscándole" sus atributos en aras de alcanzar unos propósitos expansivos de tipo comercial.


Sin embargo, previas estas apresuradas observaciones, la preocupación que me mueve en esta ocasión es otra.


De entrada sé que abordando este tema como lo haré, inculpando también a tantas de "ellas" que no han reflexionado frente a la sutil maniobra, quedo expuesto a su irritación. No importa, porque lo que importa, sí, es evitar generalizaciones insinuando que lo son todas por su condición de género. De igual manera, también importa mencionar a manera de respetuosa súplica para que modelos y publicistas revisen lo que viene sucediendo, los excesos del día a día en la sugestión sexual como instrumento de persuasión mercantil.


Y es que en asuntos de banalidad, impresionan los "avances" y la "frescura" desbocada de tantas mujeres en la televisión latinoamericana de estos días. Hace algunos años pensaba que el colmo consistía en la transmisión de unas cuñas publicitarias en donde la "mujer-objeto", con su consentimiento, era manipulada y degradada, lo que de por sí ya era censurable.

¡Pero qué decir ahora!


Algunas mujeres, naturalmente entrampadas y encandiladas por la fama y la fortuna, sin pundonor ni recato, están ofreciendo los encantos exquisitos de su cuerpo en cuanta promoción comercial las requiera, promocionándolo todo a cambio de una efímera prosperidad. Dinero para vivir bien y fama para seguir acumulando dinero en el mismo oficio. Pero tales "modelos", en esta carrera enloquecida, y sin racionalizarlo bien, están matando ellas mismas la gallina de los huevos de oro. A diario rebotan de la pantalla a nuestras miradas ávidas tal cantidad de senos sublimes y voluptuosos, cinturitas eróticas, piernas seductoras y “derrière” pluscuamperfectos, que no tardará la hora en que aquellas miradas libidinosas, terminen por saturarse.


Ya la sabia expresión popular tras siglos de experiencia lo señaló: “Bueno es culantro pero no tanto”.


Y es que para nadie es un secreto ni constituye vergüenza lo que la madre natura con generosidad gratificante les entregara a ellas para hacer florecer doblemente la vida con sus dones para la creación y el placer, ya que cuánta fascinación "perturbadora" no está contenida en sus cuerpos; cuántas pasiones embriagadoras no despierta su desnudez; cuánta valía no tiene para el hombre su piel cautivante, sus líneas sensuales, sus contornos, sus colinas y sus profundidades. Pero si la ración diaria que se nos ofrece es siempre la misma, invariable, si todos los días estamos precisados a alimentarnos sólo de coliflor o de atún, si ya no es un enigma nada y el atractivo del misterio y la magia, de lo por descubrir o de lo cambiante se pierde en la monotonía de una reiteración, aquí y ahora, estamos comenzando a perder todos: hombres, mujeres y publicistas.


Qué bueno sería que la mujer, que intrépidamente viene librando y ganando batallas por su autonomía, por sus derechos a la igualdad, por su honra, repasara a fondo y abriera sus bellos ojos ante las nuevas formas de esclavitud y servilismo a que la viene sometiendo esta sociedad mercantilista y machista. Con el espejismo de ciertos derechos ahora reconocidos ampliamente y que le permiten un trato con equidad, la mujer, no obstante, está dejándose conducir al retorno de su ancestral infortunio: ser la explotada y sumisa servidora de la utilitarista y caprichosa voluntad del hombre… publicista.

Aunque rechazan que se las tilde de simples objetos sexuales, por estas nuevas tendencias pareciera que se están empeñando precisamente en eso. En serlo.

Y no es que no las codiciemos así. Nosotros, los hombres. Pero, ¿y ellas? ¿Acabarán por acostumbrarse a ser justipreciadas simplemente por ello? ¿A que el mayor de sus méritos y su seguro de vida estén directamente relacionados al embrujo de su desnudez o al fulminante impulso de su desenfado y osadía que ahora parece habitarlas como huésped constante?

Pero, en fin, para disculparme concretamente con las "historiadas" aquí, terminaré admitiendo con Oscar Wilde que “las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas”. Y con Sor Juana Inés de la Cruz, en acto de extrema y debida contrición, repetiré:

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis

sábado, 23 de febrero de 2008

Feminismo de clase


La afroamericana Angela Davis, gran activista por la igualdad racial, sexual y económica; y especializada en el estudio de los mecanismos visibles y latentes del racismo, critica en sus libros "Women, Race and Class" y "Women, Culture and Politics" (en referencia sobre todo a la sociedad estadounidense, cuna del feminismo occidental) el dominio que sobre el movimiento feminista ejercen las privilegiadas mujeres blancas y las consecuencias que ésto tiene: la lucha por la igualdad es deficiente, hay un racismo latente, las preocupaciones u objetivos giran en torno a preocupaciones que responden a sus intereses de clase y no tanto a los de sus hermanas negras, latinas o asiáticas; así, las mujeres blancas de clase media pueden conseguir sus objetivos particulares sin por ello asegurar ningún progreso ostensible para las mujeres del Tercer Mundo o las racialmente oprimidas.

Es el viejo debate sobre si el feminismo debe ser o no un "feminismo de clase", que parece haber quedado totalmente aparcado desde que las clases dejaron milagrosamente de existir tras la caída de la URSS. En todo caso creo que un feminismo de clase, tendente a una jerarquización y a una valoración diferentes de los problemas, habría priorizado (por encima de la condena al sistema patriarcal dominante en gran parte del Tercer Mundo) la condena sistemática del ajuste estructural impuesto por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional causante de una creciente pobreza y de la reducción de los servicios públicos y, como consecuencia, de la acentuación de una tragedia que, según parece, no capta lo más mínimo la atención del movimiento feminista occidental actual a quien aparentemente no interesa la mujer en su función reproductora.

Con lo anterior me estoy refiriendo al hecho de que se calcula que en el Tercer Mundo anualmente mueren unas 600.000 mujeres jóvenes (unas 1.600 al día) durante el embarazo y el parto, y mientras por cada una que muere aproximadamente otras 30 sufren infecciones, lesiones e incapacidades por la misma causa; lo que significa que por lo menos 12 millones de mujeres al año sufren durante el embarazo y el parto una serie de daños que tendrán un profundo efecto en sus vidas, y constituye sin duda "la mayor y más oculta tragedia de nuestros tiempos . . ., tragedia que podría aligerarse introduciendo métodos aceptables para todos los países y para todas las culturas". Sólo que esto requeriría de un trabajo mucho más oscuro y menos lucido que el que subyace a ciertas campañas sensacionalistas.

El mencionado "Women, Culture and Politics" recoge un artículo titulado "Women in Egypt" basado en la participación de Angela Davis en diversas conferencias y debates en torno al tema "Mujeres y Sexo" celebrados en El Cairo en 1985 y en el que se discutieron los temas tan del gusto occidental de la circuncisión femenina y del velo. Voy a recoger con entrecomillado, algunas de las opiniones emitidas por mujeres progresistas árabes y africanas sobre "esas salvadoras blancas, de clase media . . . que sólo defienden sus intereses y no los de las mujeres pobres (defienden el derecho al aborto pero se callan ante la práctica de la esterilizacion involuntaria a mujeres del Tercer Mundo) . . . y que siempre están prestas a caer en la actitud racista de creer que sólo con su ayuda conseguirán sus pobres hermanas negras salir de la opresión."

La Asociación de Mujeres Africanas para la Investigación y el Desarrollo, por ejemplo, señala:
"Esta nueva cruzada occidental (la antiablacionista) se basa en los prejuicios morales y culturales de la sociología judeo-cristiana occidental . . . en un intento de impactar en su público, han caído en el sensacionalismo y se han vuelto insensibles a la dignidad de esas mujeres que quieren 'salvar'. No tienen conciencia alguna del racismo latente que semejantes campañas evocan en países donde el prejuicio etnocéntrico está tan arraigado. Y en su convicción de que se trata de una 'causa justa', olvidan que estas mujeres de una diferente raza y una diferente cultura son también seres humanos, y que la solidaridad sólo puede existir desde el respeto mutuo y desde la autoafirmación." En opinión de la Doctora Elbaz, de la Asociación para la Solidaridad de las Mujeres Arabes, "la campaña occidental contra la circuncisión femenina crea la impresión de que ésta constituye el eje de la opresión de la mujer musulmana y de hecho distrae la atención de los verdaderos problemas de la desigualdad de las mujeres que no han hecho sino aumentar desde que Egipto estableció estrechos vínculos con EEUU e Israel. Esta actitud 'protectora' de las mujeres occidentales, además de mostrar una gran miopía por su parte, está relacionada con interiorizados mecanismos coloniales y con su sentido de superioridad. Ellas deciden cuáles son nuestros problemas, cómo debemos enfrentarnos a ellos, sin ni tan siquiera molestarse en adquirir las herramientas para conocer nuestras preocupaciones, sin conocer nuestra cultura, nuestro nivel de desarrollo. Nos oponemos a su modo de relacionarse con nuestros problemas."

Para la Dra. Zayat, respetada líder de causas progresistas, "es una ofensa que se insista en considerar el velo y la circuncisión femenina como las características más marcadas de la opresión de la mujer en Africa. Es lo único que se conoce de nosotras. Se nos define en términos de una sexualidad que nos es ajena. Todo ello refleja la internacional división del trabajo impuesta al Tercer Mundo por las países capitalistas occidentales . . . Queremos emanciparnos, queremos liberarnos, pero desde un punto de vista económico (es decir, añade A. Davis, enfrentándonos aisladamente a la desigualdad sexual no resolveremos los problemas asociados con el estado de dependencia económica de la mujer ni su exclusión del poder político)."

Según la Dra. Sadawi, pionera feminista, "la mutilación genital está condicionada por los elementos socioeconómicos. Su abolición universal sólo será posible en la medida en que se dé un proceso de integración de la mujer al trabajo (sólo un 10% lo tiene), se combata el analfabetismo (el 70% de la población femenina es analfabeta) y mejore su estatuto social. Y eso sólo lo podemos hacer desde dentro, desde una lucha que refleje las interconexiones complejas entre opresión económica, sexual y cultural a la que no es en absoluto ajeno Occidente."

Parece claro que para estas mujeres la opresión sexista no es una forma aislada de opresión que, una vez solucionada, trae consigo la liberación de la mujer, sino una de las formas que la explotación adopta, entre las que también hay que incluir el racismo, la xenofobia, la pobreza, la enfermedad, el hambre y, desde luego, el dominio cultural. El imperialismo (aunque se disfrace de humanitarismo) y su acompañante ideológico que es el eurocentrismo, tienen un papel de primer orden y las mujeres occidentales les hacemos flaco favor apoyando sensacionalistas campañas contra el velo o la mutilación genital que sirven para distorsionar la condición real de las mujeres árabes y africanas y, a la postre, para aceptar o justificar la flagrante injerencia occidental económica, política y cultural en el Tercer Mundo, al creer (aunque sea inconscientemente y sin mala intención) en la superioridad de nuestros valores y, consecuentemente, en nuestra misión civilizadora o salvadora frente al salvajismo y la barbarie.

Está claro que las citas anteriormente expuestas por mujeres no sitúan en el mismo plano, ni muchísimo menos, tándems del tipo imperialismo/velo-circuncisión femenina o pobreza/derecho a participar en el alarde o al orgasmo clitoridiano. Nos acusan de olvidar que con nuestra ética y nuestra moralidad, con nuestros vacíos eslóganes de humanitarismo, paz, civilización, democracia, estamos ocultando la "real politik" practicada por el imperialismo occidental, que no está causando sino más frustración y más miseria a las mujeres del Tercer Mundo. Se quejan de que no respetamos su cultura que, con sus prohibiciones y sus prescripciones, les ha servido para relacionarse socialmente, con la naturaleza y el conjunto del cosmos y que no puede ser sustituída de prisa y corriendo por la ideología occidental extranjera sin causar un gran desequilibrio (la introducción publicitaria del modelo de mujer occidental "liberada" les está causando, dicen, graves trastornos). Protestan por nuestra ocultación de la responsabilidad de la Iglesia que controla gran parte de los centros de salud de muchos de esos países y que ha prohibido los medios contraceptivos, contribuyendo a hipotecar su porvenir e incluso a propagar el SIDA.

Se podrá argŸir que del 85 aquí han pasado muchas cosas y que lo que se dice en este artículo y en los dos libros de Davis en general está ya "pasado". Opino justo lo contrario. El papel central que en ellos se atribuye a la penetración del neoliberalismo occidental en el empeoramiento de la situación de la mujer en esos países, expresado en términos socio- económicos y, por tanto, de género, no ha hecho sino aumentar, en cuanto que en estos 10 últimos años, las exigencias de privatización de lo público y de recorte de los gastos sociales por parte del boss occidental (lo que se llama 'ajuste estructural') han derivado en una aún mayor destrucción de las estructuras tradicionales económicas y sociales y consecuentemente en un empeoramiento del estatuto de la mujer, que ve desaparecer su función productora dentro de la estructura familiar clásica.

En todo caso, espero haber explicado la razón básica de otro artículo mio, anterior a este, en el que no pretendía otra cosa que introducir más elementos de juicio a la hora de debatir sobre la condición de la mujer en el Tercer Mundo, aprender a valorar mejor el sentido sensacionalista de ciertas campañas mediáticas y comprender que no podemos participar en ellas en el modo que quiere el poder, es decir, permitiendo que se utilicen para justificar moralmente cualquier intervención occidental.

Desde mi perspectiva, la mejor ayuda que podemos prestar a las mujeres del Tercer Mundo es condenar por principio y desde una posición abiertamente antiimperialista, todas las "intervenciones humanitarias" internacionales que no sirven más que a los intereses de las grandes potencias y que, encima, "maquillan" la creciente presión del BM y del FMI. Y apoyar sólo a aquellas organizaciones que defiendan proyectos reales de reconstrucción, solidarizarnos más con los movimientos de liberación, luchar contra esta reconstrucción de la autoridad "ética" del imperialismo y, desde luego, colaborar en la solución de las necesidades más reales y urgentes de esas mujeres como la reducción de la mortalidad y de los traumas por maternidad y otras enfermedades de la pobreza (la malaria, por ej.), bastante más prioritarias a mi entender que las campañas antiablacionistas, aunque no tan del gusto del sensacionalismo mediático y del gran público occidentales, metidos en plena cruzada anti-islámica. Tampoco nos vendría mal, de paso, atemperar algo nuestro etnocentrismo (la creencia de que nuestra representación del mundo es la más justa) y ese superior sentido misionero con que a los hombres y mujeres occidentales parece nos ha marcado la civilización judeo-cristiana.

SEXISMO, PATRIARCADO , GÉNERO Y SUBJETIVIDAD


Sexismo y patriarcado son dos conceptos que el movimiento feminista plantea en su vigencia. Desde esta perspectiva , entendemos por patriarcado “la manifestación y la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños, y la ampliación de este dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad general”, el sexismo por otra parte es “la ideología de la supremacía masculina”( texto de Internet "Qué es el sexismo y cómo nos afecta”).

El concepto género, que irrumpe, también, a partir del quehacer (que luego se institucionaliza) de feministas de izquierda, introduce una dimensión interesante a tener en cuenta. Plantea que la construcción de lo femenino y lo masculino no responde a diferencias esenciales, naturales, entre uno y otro sexo sino que responde a la construcción cultural. Por ejemplo, género sería lo contrario al siguiente planteamiento “a partir del siglo 18, los cuerpos y la sexualidad se definen y regulan por la lógica de la diferencia metafísica: ser hombre o ser mujer es cuestión decididamente esencial, asunto que remite al orden divino y natural” (Kemy Oyarzún, en Escritura de la diferencia, LOM, Santaigo,2000.). Esta postura “ontológica”, es sostenida aún por muchos intelectuales, políticos, y seres de la calle diaria. ¿Por qué para nuestra “cultura patriarcal” los límites difusos son amenazantes? Pensemos que la intención de naturalizar el orden existente o hacerlo advenir de la creación divina son tácticas favoritas de la dominación…es cierto pero nos mantendríamos en el maniqueísmo característico de muchas tradiciones izquierdistas.

Vayamos a lo positivo ¿qué se afirma con esta ontologización de las diferencias sexuales? Para las feministas esto responde a que “el sistema sexo-génerico operaría como un sistema de castas en el seno de la pretendida movilidad de las sociedades de clases” (Julieta Kirkwood: Feminarios, citada pro K.Oyarzún). Pero podemos responder también desde la óptica que abre Foucault al plantear que cierta tradición de izquierda ha enfatizado que el capitalismo reprime la sexualidad con el fin económico de elevar la producción, obrebros/as con un fuerte “principio del placer” tendrían su “principio de la realidad debilitado, (ver H.Marcuse: Eros y civilización). Pero esta supuesta represión, este supuesto silencio, tienen, como contraparte toda una tecnología de la sexualidad, “scientia sexualis”, de hecho a partir del siglo 17 surge la “sexualidad” como tal. El objetivo era “poner el deseo en discurso”, la pastoral cristiana incentiva la confesión plena de todo pecado de la carne, perseguía “el efecto físico de bienaventurado dolor al sentir en el cuerpo las dentelladas de la tentación y el amor que se le resiste” (Foucault, Historia de la sexualidad, La voluntad de saber.) , los fines que persigue son la conversión y el retorno a dios. Junto a esto se comienza a emplear el concepto de población, con toda una economía política detrás que observará al sexo como lugar donde controlar (incentivar) el aumento de la población. Así mismo la medicina empieza a objetivar la sexualidad como campo de estudio. En fin, detrás de este silencio está toda la intención de nuestra “sociedad disciplinaria” de hacer hablar a la sexualidad, incentivando que sea el lugar de nuestra verdad. El objetivo final sería individualizarnos, imponer un tipo de subjetividad, “Esta forma de poder se ejerce sobre la inmediata vida cotidiana que categoríza al individuo, lo marca con el sello de su propia individualidad, lo ata a su propia identidad, impone sobre él una ley de verdad que él debe reconocer y que los demás tienen que reconocer en él. Es una forma de poder que trasforma a los individuos en sujetos. Hay dos significados de la palabra sujeto: sujeto a otro por medio de control y dependencia, y sujeto a la propia identidad por una conciencia de autoconocimiento. Ambos significados sugieren una forma de poder que subyuga y somete” (“El sujeto y el poder”, en Discurso, poder y subjetividad) Entonces es posible que la ontologización de las diferencias sexuales sea una forma de generar a este sujeto de la sociedad disciplinaria.

Sin embargo cómo se imbrican “poder, subjetividad, género, patriarcado y sexismo” son respuestas que no tenemos como discurso, en este momento, sin embargo sí las padecemos, como hombres o como mujeres. Se hace por ello necesario responder con actitudes que de algún modo nos lleven a suprimir las jerarquías entre los sexos, . El 1º paso es proponer aquello que verdaderamente nos hace individuales como individuos, aquello que trasciende a la subjetividad del control, sin dejarnos estar compulsivamente en esta “propia identidad” ya que nos alejaríamos patológicamente del vínculo con lo colectivo. No olvidemos que el mandato para los hombres es “no tener nada de mujer” y para la mujer es “ser absolutamente femenina”. Finalmente las exigencias del patriarcado son tan fuertes para la construcción de lo femenino como para la construcción de lo masculino. Me parece que no debemos caer en afirmar patológicamente una diferencia en contra de los hombres sino intentar plantearnos como indivduos-colectivos.

jueves, 21 de febrero de 2008

mANIFIESTO fEMINISTA

La violencia de género es la primera causa de muerte en Europa para las mujeres de entre 16 y 45 años por encima incluso del cáncer de mama o los accidentes de tráfico. Este dato saca a la luz lo brutal e irreparable de un gravísimo problema social: la violencia hacia las mujeres.

No se trata de un problema surgido recientemente muy por el contrario, es una lacra de siglos. La violencia hacia la mujer es una de las más crueles expresiones de un sistema basado en la desigualdad, la opresión y la discriminación: el capitalismo. Un sistema que tradicionalmente alejaba a la mujer del proceso productivo y la relegaba a un exclusivo papel de reproducción dentro del marco familiar. De ahí que la división del trabajo haya confinado a la mujer durante siglos en el hogar. Y para justificarlo, el capitalismo, levantó toda un entramado ideológico que potenciaba la idea de que la mujer era inferior y estaba incapacitada para decidir su destino por sí misma.

Y aunque los malos tratos afectan a todas las clases sociales, el hecho de soportarlos durante años, de tardar una media de entre siete y diez años en denunciarlos, de morir a manos del maltratador tiene -y mucho- que ver con las condiciones materiales de cada mujer.

Son las mujeres de la clase trabajadora, las que trabajan de limpiadoras, de dependientas, de oficinistas, de maestras, de enfermeras, de camareras, de amas de casa... las principales víctimas del maltrato. La falta de independencia económica, de trabajo o la precariedad en el mismo, la dificultad de acceso a la vivienda o de recursos para hacerse cargo de ésta, son motivos fundamentales, que atan a las mujeres de la clase trabajadora al infierno del maltrato.

Durante mucho tiempo las mujeres trabajadoras del mundo entero han luchado para obtener el derecho al voto, al trabajo, al aborto, al divorcio... en protesta por unas pésimas condiciones de trabajo, por unos sueldos ínfimos, por la discriminación ante la ley, y contra las dictaduras militares, el fascismo y la guerra.

La lucha de las mujeres es parte de la lucha por desterrar de una vez por todas las injusticias de este sistema, que condena al hambre y la pobreza a una de cada cuatro personas en el mundo, que extiende la desigualdad social, el racismo y las guerras, sólo en beneficio de unos pocos.

Cuando desde el pensamiento único dominante se intenta desnaturalizar y asimilar a los movimientos sociales alternativos, es importante dejar claro que el 8 de Marzo es una jornada reivindicativa de las mujeres que tienen que ganarse el sustento cada día, de las amas de casa que llevan el peso de toda una familia, de las mujeres del tercer mundo que son víctimas de guerras, hambre, violaciones y torturas.

Según las últimas encuestas de población activa, cada vez el desempleo aumenta más para las mujeres que para los hombres. Dos tercios de todo el trabajo en el Estado español no están remunerados, y un 80% del mismo lo desarrollan las mujeres: todavía no se ha logrado que el trabajo del hogar -jornadas de más de ocho horas para la mayoría de las mujeres- sea considerado un trabajo y, por tanto, remunerado. Para este trabajo no hay vacaciones, ni puentes, ni fines de semana y muchas mujeres lo compatibilizan con el trabajo “fuera de casa”. El resultado es que la jornada real de trabajo de la mujer (56’7 horas/semana) es casi el doble que la del hombre (36’43 horas).

Datos recientes sitúan el desempleo femenino en el 24% frente al 12% del desempleo en los hombres. Siempre ha sido más difícil para la mujer encontrar empleo: su posible baja maternal, el tener que llevar adelante, en muchos casos, un hogar familiar, ... la convierten a los ojos de los empresarios en un trabajador “conflictivo”; no importa que según datos de la Seguridad Social las mujeres registran muchas menos bajas laborales que los hombres. El tópico está ahí y se refleja en que el número de contratos realizados a mujeres es siempre muy inferior al de los hombres.

Una vez conseguido el trabajo, no acaba la discriminación. Las mujeres perciben un salario medio inferior a un 25% al que reciben los hombres. Esta discriminación, que permanece inalterable hace años, se produce en todos los sectores de actividad y en todas las categorías profesionales, y tiene su origen principalmente en la desigual valoración del trabajo en la aplicación de los sistemas de clasificación profesional.

Además de los problemas laborales, todavía quedan batallas sociales por ganar:

El derecho al aborto libre y gratuito: todavía no hay completa libertad.
La lucha por la humanización de la mujer en los medios de comunicación: no sólo somos cuerpos, somos seres humanos, igual que los hombres.
La desigualdad en el lenguaje: la mujer desaparece de la historia en frases como “los franceses consiguieron derrocar al sangriento dictador”. ¿Y las francesas?.
Tenemos que conseguir verdaderas condenas ejemplares en casos de violencia doméstica, abusos y acoso sexual y reivindicar medidas contra los jueces que no las apliquen.
Las mujeres trabajadoras luchan por un feminismo de clase, de izquierdas. Las mujeres ricas no mueren intentando dar a luz, no necesitan guarderías gratuitas porque les sobra el dinero, y tampoco tienen porqué preocuparse de compatibilizar la casa y el trabajo, ya que muchas de ellas ni siquiera tienen que trabajar para vivir y poseen recursos suficientes para contratar un servicio doméstico.

Tenemos que tener claro que la división de la sociedad en clases y naciones y el dominio de la economía mundial por los grandes consorcios multinacionales privados es la causa del sufrimiento de la mayoría de la población.

Los problemas de la mayoría de las mujeres, la opresión que sufren, toda esta discriminación es parte de la opresión de la clase privilegiada sobre la clase trabajadora, opresión que se manifiesta más agudamente en ciertos grupos dependiendo de su sexo, color de la piel, nacionalidad, etc...

El capitalismo y el sistema de clases son la causa común de toda la injusticia, opresión y desigualdad dentro de la sociedad. Uno de los pilares fundamentales de este sistema es precisamente la división entre los distintos grupos oprimidos dentro de la clase trabajadora (mujeres-hombres, parados-empleados, inmigrantes-nativos, jóvenes-mayores…).

Usando la táctica del “divide y vencerás” consiguen que nos enfrentemos unos a otros para que no nos demos cuenta de que este sistema es el verdadero culpable. Por ello, la lucha de las mujeres por su emancipación es una lucha anticapitalista, una lucha contra el sistema patriarcal, una lucha por el socialismo.



AÚN QUEDA MUCHO POR HACER

El 70% de las personas que viven en la pobreza son mujeres.
Según las estadísticas sólo el 37% de la mujeres del mundo están económicamente activas, percibiendo las ¾ partes del salario medio masculino. Trabajando, en la mayoría de las ocasiones, como mano de obra barata.
Sin embargo, si tenemos en cuenta las actividades económicas no remuneradas (que son las que van ligadas íntimamente al desarrollo humano, como son la reproducción, el cuidado de los hijos y las hijas, los ancianos y ancianas) éstas suponen el 55% del trabajo que se hace en el mundo.
Según Naciones Unidas más de 2/3 de las 960 millones de personas analfabetas adultas de todo el mundo son mujeres.
Según la OMS cada año mueren medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, el 99% de ellas pertenecen a los países en vías de desarrollo.
Se calcula que para el próximo año habrá casi 14 millones de mujeres seropositivas (el 50% de la población afectada), y aproximadamente, cuatro millones habrán muerto.
La circuncisión femenina que afecta entre 85 y 114 millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
Según la economista Amartya Sen, se calcula que en el mundo “faltan” 100 millones de mujeres, porque han muerto prematuramente como causa de la discriminación y violencia.
En ciertos países se utilizan pruebas para determinar el sexo del feto; si es femenino, puede ser objeto de aborto. En Asia se llega al infanticidio femenino y se descuida la nutrición de las niñas.
Asimismo, y según Naciones Unidas, aproximadamente 1.500.000 menores, mayoritariamente niñas, se ven obligadas a ejercer la prostitución, algunas de ellas son incluso vendidas por sus propias familias.
El 80% de los 25 millones de personas refugiadas en todo el mundo son mujeres, niños y niñas.
Un tercio de los hogares del mundo están encabezados por una mujer. En América Central y en algunos países africanos la cifra alcanza el 50%.
Las mujeres sólo ocupan el 10% de los escaños parlamentarios y un 6% de los ministerios de cada país.
NO HAY SOCIALISMO SIN EMANCIPACIÓN DE LA MUJER NI EMANCIPACIÓN DE LA MUJER SIN SOCIALISMO.

jueves, 7 de febrero de 2008

Red de mujeres indígenas sobre biodiversidad

Las Red de mujeres indígenas sobre biodiversidad (RMIB) las cuales tienen por objetivo: Promover y asegurar la participación activa de las mujeres indígenas en todos los procesos internacionales pertinente al medio ambiente, puesto que las mujeres indígenas somos las guardianas, protectoras, trasmisoras de los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas de generación en generación. Buscamos promover el rol fundamental en la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica. La RMIB se ha reunido el día viernes 18 de Enero, en Ginebra Suiza, con todas las regiones para analizar el avance de las mujeres indígenas en el proceso del CBD (Convenio diversidad biológica).

Durante este periodo de la Sexta reunión del grupo de trabajo especial de composición abierta sobre acceso y beneficios de la convención de diversidad biológica (CDB) que tuvo lugar entre el 21 al 25 de enero.

La red de mujeres indígenas sobre biodiversidad tuvo una activa participación en el grupo de trabajo, y en sus intervenciones sobre la elaboración del Régimen Internacional ha planteado que el principal objetivo del mismo debe ser:

“Proteger los conocimientos tradicionales y recursos genéticos asociados de los pueblos indígenas incluyendo sus productos y derivados para evitar su apropiación indebida”.

Para proteger se deberá crear mecanismos y condiciones dentro del mismo régimen que garantice los derechos de los pueblos indígenas como PIC culturalmente apropiados. De esta manera consideramos se estará avanzando en el cumplimiento de los objetivos del CDB y de los objetivos de Art. 8j.

En cuanto a creación de capacidades solicitaron que se incluya dentro de las propuestas a ser adoptadas lo siguiente: Las partes apoyaran iniciativas de mujeres indígenas para la creación de capacidades y el intercambio de experiencias sobre el 3 er . objetivo del CDB y otros temas relacionados.

Esto lo solicitamos en base a que debido a que si no hay creación de capacidades es difícil que se pueda negociar acceso a recursos genéticos y conocimientos tradicionales en el reparto equitativo y justo de la utilización de los mismos. Además pronunciaron su preocupación debido a que algunas

Partes han expresado que el régimen incluiría a “todos los recursos genéticos” y por lo que expresa el documento UNEP- CDB-WG´-ABS´5´2 Ítems ámbito punto 6 “El régimen internacional no se aplica a los recursos genéticos humanos” Enfatizaron que el régimen internacional no se debe aplicar bajo ningún punto de vista a los recursos genéticos humanos, pues esto atentaría contra la vida . . Hortencia Hidalgo Miembro de la RMIB hortenciahidalgo@ gmail.com . Ginebra - Suiza Enero del 2008

miércoles, 6 de febrero de 2008

Empresarias, sí o sí

Noruega ha logrado un éxito sin precedentes en su plan de igualdad: el 80% de las empresas cuenta ya con un 40% de mujeres en sus consejos de administración
07-01-2008 - El reloj de la igualdad noruega dio sus últimas campanadas el pasado 1 de enero, la fecha límite para que las grandes empresas cumplan con la ley pionera que les obliga a contar con -al menos- un 40% de mujeres en sus consejos de administración. A falta de datos definitivos, el Gobierno calcula que cerca del 80% de las empresas que cotizan en bolsa cuentan ya con el mínimo requerido, aunque sacar adelante esta iniciativa, que ha contado desde el principio con la oposición de la patronal, no ha sido fácil para el Ejecutivo socialdemócrata noruego.
En las últimas semanas se ha producido un aluvión de consejos extraordinarios en las empresas que han tratado hasta el último momento de evitar quedarse fuera de la ley. Otras compañías podrían los tribunales y enfrentarse al cierre como sanción, y hasta cerca de 80 han optado por cambiar de forma jurídica -los sociedades limitadas están exentas- para burlar la ley. Aún así, el Gobierno de Oslo está convencido de que el sistema de cuotas que hace más de tres décadas impuso en los cargos políticos es la única vía para romper el llamado techo de cristal de las mujeres y lograr una sociedad más democrática.

"Más del 50% de los licenciados son mujeres. No entendemos por qué tienen que quedarse fuera del proceso de toma de decisiones. Hay que utilizar todos los recursos humanos del país, no sólo la mitad de ellos", explica la ministra de Igualdad noruega Manuela Ramin-Osmundsen en una entrevista telefónica. "Los hombres tienden a elegirse entre ellos porque es lo más fácil. Se conocen, han estudiado juntos, son amigos...", dice, por lo que cree que sin medidas coercitivas el cambio no sería posible.

Las cifras le dan la razón. Mientras que hace dos años el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las empresas rondaba el 15,5%, esa cifra alcanzó el 33,9% en diciembre pasado tras meses de puesta en práctica de la ley, aprobada por el Gobierno anterior en 2003.

La norma, dirigida a las grandes sociedades anónimas además de a las empresas públicas, y que en total obliga a unas 500 compañías, no es una medida aislada sino una pieza más de la premeditada maquinaria política y legal que ha convertido a Noruega en la meca de la igualdad. Este rico país de 4,7 millones de habitantes fue el primero en Europa en permitir el voto a las mujeres en 1913. La paridad en los gobiernos data de finales de los sesenta, pero los puestos directivos han sido, sin embargo, un bastión masculino hasta la promulgación de la ley. A ésta no le faltan tanto defensores como detractores, aunque sin duda cambiará el panorama empresarial del país.

Sigrun Vageng, directora ejecutiva de la confederación de empresarios noruegos (NHO), figura entre los detractores. Vageng piensa que las empresas "tienen que ser libres" para elegir sus consejos de administración. "Pero la mayoría del Parlamento aprobó la ley y desde esta semana la tenemos que cumplir. Así que en vez de luchar a la contra hemos decidido ver qué podemos hacer para que nuestras empresas cuenten con las mejores ejecutivas", afirma.

Haciendo de la necesidad virtud, la patronal puso en marcha el programa Female Future (Futuro Femenino) por el que ya han pasado unas 600 mujeres en puestos de responsabilidad que han recibido la formación necesaria para formar parte de un consejo de administración. Y, tal vez lo más importante, a esas mujeres se les ha puesto en contacto con presidentes de las grandes empresas para que se conozcan y tratar así de ampliar los círculos de contratación masculinos. Un 60% de las mujeres que participaron en el proyecto recibieron una oferta para entrar en un consejo de administración, según la NHO.

A sus 39 años, Kari Nicolaisen es una de las 600 que recibió la formación. A esta directiva de Ringnes AS, la mayor compañía cervecera y de refrescos del país, no le hace ninguna gracia que la ley obligue a contratar mujeres. "Yo no estoy a favor de que se elija a alguien por ser mujer. Yo quiero que me elijan por mis méritos". A renglón seguido vienen los peros. "Pero la realidad es que los hombres terminan eligiéndose entre ellos. Se sienten más cómodos relacionándose con sus códigos".

A pesar de haber participado en Female Future, Nicolaisen no tienen intención, al menos de momento, de subir en el escalafón empresarial. Tras el nacimiento de su tercer hijo disfruta del mínimo de 10 meses de permiso de maternidad que le permite el Estado. ¿Le resulta difícil conciliar las responsabilidades profesionales con la vida familiar? "La clave está en la flexibilidad que cada vez ofrecen más las empresas noruegas. En mi empresa a nadie le importa si yo voy a la oficina o no o cuántas horas echo allí. Lo que les importa son los resultados y que haga bien mi trabajo. Eso me permite avanzar parte del trabajo desde casa cuando lo necesito. Me levanto a las seis de la mañana para luego poder estar con los niños hasta que se van al colegio. Luego puedo estar con ellos por la tarde y cuando se acuestan trabajo otro poco".

Suecia, Alemania y otros países europeos tienen sus ojos puestos en la experiencia noruega, que podría traspasar fronteras en los próximos años. Cierto es que el caso de Noruega es excepcional ya que, con una tasa de desempleo en torno al 1,6%, hace muchos años que los empresarios noruegos se han visto obligados, les gustara o no, a contratar mujeres, simplemente para poder llenar puestos vacantes. También es cierto que las cotas de bienestar y una amplia red de guarderías facilita la conciliación de la vida familiar y la laboral. Pero no es menos cierto que estos factores han resultado hasta ahora insuficientes para que las noruegas rompieran de una vez por todas su techo de cristal.

La norma española pide paridad a las empresas, pero no les obliga


La ley de Igualdad aprobada en España hace poco más de un año sólo se atrevió a exigir a las empresas de más de 250 empleados a negociar planes de igualdad -sin obligar a llegar a acuerdos-, y a decir que las compañías cotizadas en bolsa "procurarán" la paridad en sus consejos de administración en un plazo de ocho años.

El porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las empresas españolas era este verano del 6% -una mujer por cada 15 hombres-, según un estudio realizado por EL PAÍS, aunque un año antes había una por cada 25 hombres.

Las medidas de la ley de Igualdad y la presión social van ofreciendo tímidos avances de este tipo, pero la situación es aún muy precaria. La tasa de paro femenino casi duplica al masculino y el sueldo de una mujer representa, de media, entre el 64% y 76% del de un hombre.

ANA CARBAJOSA

martes, 22 de enero de 2008

Toda tú eres un útero

Hay un cartel publicitario español bastante conocido, creo que de una loción tipo aceite de bebé, que decía, sobre la imagen de una mujer desnuda acostada bocabajo: "toda tú eres un culito." Tengo la foto de ese cartel guardada en alguna parte, no porque me guste su mensaje, sino porque me gusta que una mano feminista haya escrito sobre él "somos mujeres, no culos"

Ésa es una cara de la moneda patriarcal.

La otra cara se mostró el otro martes en el programa "El cine denuncia" del 5. Pasaron tres documentales contra el aborto, de esos llenos de música entre tenebrosa y triste, como la de los informes morbosos del informativo de América, con imágenes de "bebés" de doce semanas de gestación, con testimonios de mujeres arrepentidas de haber "asesinado" a su "niño", y mostrando orgullosas los hijos ya crecidos a los que habían criado tan cristianamente... Después del melodrama la conductora entrevistó a algunos representantes de eso que se llama movimiento "pro-vida" Una de sus integrantes, la señora María José Pastorino, quiso explicarnos cómo las mujeres tenemos que resignarnos a ser un receptáculo de esperma, una incubadora andante, de manera muy gráfica: "cuando la mujer se queda embarazada se embaraza desde la punta del pelo hasta los pies" O sea, que todo nuestro ser se tiene que mamificar, que el compromiso es total. Bienvenidos a la cosificación de la mujer: "toda tú eres un útero" podría ser el slogan que algún publicista podría usar para, por ejemplo, un aviso de pañales, o de ropa de bebé.

La señora Pastorino también nos hizo saber-lo repitió por lo menos tres veces durante la entrevista- que "la mujer por naturaleza es madre." Un clásico. Sacámela un poquito, plis.

Me molesta el hijismo. Me parece deprimente y peligroso. Tengo varias amigas y conocidas que tuvieron hijos antes de los veinte, otras están embarazadas. Todos fueron embarazos no deseados, todas ellas dejaron de estudiar, muchas de ellas se sintieron muy tristes durante las primeras semanas, pero todas ellas tienen que decir que están felices. Y a lo mejor es verdad. Pero yo no me lo creo mucho. Sólo una de mis amigas madres (una que tiene 40 años y una hija de 7), hablándome de su mala situación afectiva y económica me dijo, refiriéndose a su hija: "es lo mejor que me pasó en la vida", y después de una pausa, tal vez después de notar que a mi no me sonaba muy sincero me dijo: "Y claro, ahora que ya la tengo ¿qué voy a decir?"

Vivimos en una sociedad fetista e hijista. Rodolfo Nin Novoa dice que esta es una sociedad abortista porque las empresas despiden a las mujeres que se quedan embarazadas. Paro la verdad es que las mujeres pobres tienen que elegir entre la abnegación, (para no decir esclavitud), de la maternidad y el riesgo de muerte que supone un aborto clandestino. Y las mujeres que tienen dinero también viven bajo un sistema que las hace sentir culpables y crueles si abortan. La ley antiaborto, pese a lo que diga Nin Novoa, no tiene nada contra el capitalismo, aunque a las empresas le molesten las madres. Al capitalismo se la sudan los dramas internos de las mujeres: cómo se hayan quedado embarazadas, cómo vayan a abortar, qué va a ser de sus vidas. Las mujeres son la gran clase explotada, siempre habrá brazos baratos que puedan reemplazar a otros. Las chicas adolescentes pueden trabajar hasta que a los veintitantos se vayan a parir futura mano de obra, y en su lugar vendrán otras chicas adolescentes a deslomarse hasta que llegue el momento del parto... El mercado laboral odia a las madres y al mismo tiempo las necesita. Del mismo modo que la industria del sexo odia a las mujeres de las que saca tanto dinero.

Aunque los pseudofeminismos liberal y conservador han intentado mantener lo que ellos creían que era coherente ideológicamente, defendiendo el aborto y la prostitución unos, y combatiendo ambas cosas otros, existen casos de desvergüenza absoluta, casos de personajes progresistas que se atreven a defender la prostitución al tiempo que combaten el aborto. Puedo referirme, por ejemplo, a muchos políticos y activistas de izquierda latinoamericanos y uruguayos que, al tiempo que se derriten ante las estrofas de cualquier imbécil putero, desde Sabina a la Bersuit, o elevan a la categoría de santo a un misógino popular como Alfredo Zitarrosa (un "maltratador con un micrófono", como escribió Jackson Katz para referirse a Eminem), se transforman en predicadores evangélicos que defienden la vida desde la concepción, que es donde empieza, como todo el mundo ha de saber. No quieren formar parte de esos que, en palabras del arzobispo de Montevideo (Monseñor Cotugno), "promueven la anarquía cuando defienden la legalización del aborto."

Y según me cuenta mi amiga, existe en Santiago de Compostela una publicación autoproclamada feminista que rechaza el aborto por ser "otra forma de violencia patriarcal" al tiempo que sirve de voz a esas asociaciones que son como la Sección Femenina de este gran burdel en que vivimos. Ser puta y/o madre parecen ser las opciones dentro de las cuales podemos liberarnos.
-- "La Dominación Masculina significa que la sociedad crea un grupo de prostitutas a través de los medios que sean necesarios * para que los hombres tengan lo que necesitan para seguir en la cima, para sentirse grandes, literalmente, metafóricamente, en todos los sentidos (...) independientemente de si usan o no mujeres en la prostitución" Andrea Dworkin, 1946-2005.

viernes, 18 de enero de 2008

Foro Social Mundial 2008 en la Ciudad de México

México, DF, 17 ene 08 (CIMAC).- El próximo 22 de enero se inaugurará en el zócalo capitalino el Foro Social Mundial 2008, un movimiento de organizaciones que buscan formar un frente común contra la guerra, la pobreza, el desastre ambiental, y la violación de los derechos humanos, las mujeres y la perspectiva de género serán ejes transversales del evento.


La agenda del foro tendrá seis temas: migración, campo, economía solidaria, medio ambiente y el “fin del modelo neoliberal” y fue definida por las organizaciones que participarán, entre ellas el movimiento Sin maíz no hay país, relacionado con el campo y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC).


A partir del 22 de enero El Foro se conformará por siete carpas temáticas, una de ellas será de mujeres y jóvenes. Elizabeth Plácido, integrante de la asociación Católicas por el derecho a decidir, será la encargada de coordinarla.


Leo Gabriel, miembro fundador del Consejo Internacional del Foro, señaló en entrevista con Cimacnoticias la importancia de las mujeres dentro de este movimiento, donde La Marcha Mundial de las Mujeres, por ejemplo, realiza actividades contra el patriarcalismo, la violencia familiar y la violencia política.


“La razón por la cual las mujeres son un eje transversal en el Foro, es porque tienen que ver con todas las problemáticas abordadas en él. Ellas quieren ser un fermento para que al interior de los foros hagan prevalecer los principios feministas”, afirma Gabriel.


El principal objetivo del Foro, informó, es aprovechar el punto de vista de las mujeres desde la vida diaria, “si se habla de sistemas económicos hay que evaluar el trabajo casero, en su mayoría a cargo de mujeres, y ponerlo a la par del trabajo formal”.

Iniciado en 2001 en Porto Alegre, Brasil, este movimiento global surgió como contraparte del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, donde se reúnen personajes importantes de la política y la economía.

Este año se está llamando a una Jornada de Acción Global, la cual consiste en que cada país realice acciones conjuntas con diferentes organizaciones, para enfrentar las políticas neoliberales alrededor del mundo. Acción local para el cambio global es su temática.


Las actividades en la Ciudad de México comenzarán el sábado 19 de enero, con programas culturales en el Hemiciclo a Juárez, en la Alameda Central del centro Histórico, a partir de las 5 de la tarde, donde participará Alicia Huerta miembro del Frente Revolucionario “Francisco Villa” con un monólogo sobre la mujer.


Durante una semana habrá conferencias, debates, talleres y presentaciones artísticas, donde se brindarán asesorías a las y los asistentes acerca de los temas del evento y se proporcionará material de difusión, entre otras actividades.


El foro concluye el 26 de enero con la Jornada de Acción Global, habrá una marcha artística del Monumento a la Revolución hacia zócalo, así como un encadenamiento a través de pantallas gigantes para transmitir las acciones paralelas de los países involucrados en el movimiento.


Para informar sobre los detalles de las actividades, este viernes 18 habrá una conferencia de prensa con los representantes de las organizaciones que participan en el Foro, la cita es en el Club de Periodistas, Filomeno Mata No. 8, en el Centro Histórico.